lunes, 3 de noviembre de 2014

Nuestro santuario del descanso.

Recuerdo cuando me compré mi piso y empecé a decidir qué estilo quería de muebles. Conseguí encontrar muebles a precios alcanzables para mi bolsillo en aquellos momentos, aún con todos los gastos que se me venían encima por lo que supone amueblar un piso desde cero. Aquellas paredes, mis paredes a partir de entonces. 

Sin embargo, el problema lo encontré al llegar a mi dormitorio. Los muebles que suelen vender para estas estancias eran todos prácticamente iguales y carecían de interés para mi, y los que me gustaban eran demasiado caros, así que me decidí a crearlos yo misma. Las mesitas las conseguí tras restaurar unas antiguas que pertenecían a la familia, quedaron fantásticas. El armario pensaba comprar uno sencillo de puertas correderas, algo que no destacase para dejar todo el protagonismo a mis mesitas y al cabecero que tenía pensado hacer. Después de tener varios bocetos y decantarme por uno concreto, al final un familiar me regaló el dormitorio y pude tener el que yo siempre había querido, que no significa que fuese de un precio alto, pero si con estilo y confort, de esos que invitan a soñar y leer en él, el de mis sueños. 

Aunque sigo animando a buscar ese dormitorio que nos guste y nos motive a dormir sin tener que gastarnos nuestros ahorros. Por eso, os traigo esta entrada hoy, con una serie de ideas de cabeceros que podéis hacer vosotros mismos en casa con algunas herramientas sencillas y al alcance de todos. 
A mi particularmente, me encantan los cabeceros mullidos, acolchados y cómodos. Sentarte por la noche en la cama y poder leer, echar un vistazo a internet o simplemente una conversación con tu pareja apoyada en una base blandita y acogedora me parece un lujo. 

Como siempre os digo, buscad algo que no os canse, quizás una base suave con alguna tela o pintura que pueda destacar por el motivo o color, pero que tenga una concordancia con el resto del dormitorio. Uno de mis principios en decoración, es adquirir los muebles más grandes, más caros o destacados de la pieza, en tonos neutros y decorar luego con complementos tales como los cojines, unas flores, una jarrón, velas, marcos de fotos o cuadros. Elementos que podamos cambiar en cualquier momento a un bajo coste, y que podamos guardar sin ocupar demasiado espacio en casa. 

Vamos a ver cabeceros, desde pintados en la pared, hasta los clásicos forrados con tela, los hechos con cojines, con ramas de arboles, con puertas y otros no tan vistos.

































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